Para darle la puntilla final al otrora poderoso partido, Andrés Manuel contó con un aliado estratégico: el presidente Enrique Peña Nieto y su “nuevo PRI”.

Serán al final los electores, como siempre ha sido y seguirá siendo, los que tengan la última palabra y ubiquen a cada quién, candidata, candidato, partido, alianza o encuestadora, en su justa y real dimensión.