Campo minado. Corre la primera semana formal de campañas electorales. Campañas en vilo por la violencia criminal, que va eliminando de la contienda a quienes estorban a sus aliados en el poder político. Al interior del oficialismo ya se pueden apreciar los efectos de las pugnas sembradas por AMLO, con sus imposiciones dirigidas a controlar la capital, el Congreso y las gubernaturas. Todo, a despecho de la que supuestamente quiere dejar en la presidencia, sólo que como pato cojo. La prensa revela más evidencias de la participación del narco en las elecciones de 2021, del lado del partido oficial. Y se publican también pruebas inequívocas del ‘lavado’ masivo de tarjetas redundantes ‘del bienestar’, para transferir millones a la campaña oficial. El Presidente encara al Episcopado y a Naciones Unidas por advertir contra la violencia y los cárteles en el proceso electoral. Y aparece con sus aliados a la vanguardia de la marcha de la candidata oficial al 2 de junio, dejando a su paso un campo minado. ¿Con qué objeto?

Sexenio de desabastos. El desabasto de agua agobia ya a millones y amaga con afectar, este verano, a buena parte de la población. Esta palabra, desabasto, podría marcar este sexenio desde el principio, con el desabasto de combustibles, al ya crónico desabasto de medicamentos, al del agua, en estos meses finales del sexenio, con fecha de caducidad al inicio del otoño. Sólo que este mal del desabasto podría continuar si el poder fáctico del actual Presidente se extendiera, como se teme, más allá del límite temporal prescrito por la Constitución. El término desabasto ilustra los grandes déficits en el cumplimiento de los deberes elementales del estado en materia de dotación de bienes y servicios esenciales y de garantías a la integridad de la vida y la seguridad en una convivencia bajo la protección de la ley.

Para el residente de Palacio. Formalmente en honor de la candidata oficial a la presidencia, el lleno del viernes en el Zócalo fue, en realidad, una procesión formada mayoritariamente por multitudes transportadas para servir al culto de un solo destinatario: el residente de Palacio. Al Presidente se dirigieron en gran parte de los pasajes discursivos del templete. Con algunas de frases enigmáticas de la candidata presidencial. Entre otras, el término ‘legado’ para referirse a las controversiales obras construidas y a las instituciones destruidas o seriamente dañas o condenadas a la extinción en las iniciativas presidenciales endosadas a la candidata oficial.

Freud en el Zócalo. Aparte del muy publicitado acto fallido que casi la hizo completar la promesa de que con ella seguiría la corrupción del actual gobierno, la candidata oficial hizo aparecer a Freud en al menos dos ocasiones más. Le aseguró al Presidente que cuidará “su gran legado”, el que, se entiende, dejaría López Obrador al ya no estar entre nosotros, obvio, en sentido figurado. Pero, además, la presunta sucesora le garantizó al Presidente, al pie de su balcón: “sepa que el cierre de su gobierno será espectacular”. Y aquí sí lo noticiable podría estar, al pie de la letra, en una advertencia, consciente, o del subconsciente freudiano, de Sheinbaum a López Obrador. En efecto, le dijo que habrá un “cierre de su gobierno”, en contradicción con la cantidad de señales de su pretensión de seguir al mando con los resortes que ha ido construyendo a la luz del día.

Espectacular. Sólo quedaría el enigma sobre lo que la elegida por Palacio vislumbra como “espectacular” de ese “cierre”. Porque hay voces respetables que lo vislumbran al menos, como problemático. Lo mismo en la economía que en la política, la injerencia criminal y la inquietud social, sin descartar una riesgosa participación de las fuerzas armadas y la consolidación de un régimen despótico.

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